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lunes, 14 de diciembre de 2015

El respeto no es exigente sino justo.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de "criar con apego"? Muchas personas pueden estar confusas con el significado de nuestra filosofía de vida, por lo que he decidido explicar todo lo que abarcamos con esta definición. Pues no debemos etiquetar el apego a dormir juntos -colechar- y dar pecho, porque la crianza con apego seguro va mucho más allá.


Respeto. Una llana y sencilla palabra tan pequeña en sí misma pero tan grande de significado que convive en cada uno de nosotros y nos acompaña toda una vida. En eso consiste el apego.

La sabiduría es un adorno de la prosperidad y un refugio en la adversidad. Aristóteles.

Esta filosófica frase la interpreto en este contexto como que tenemos que acompañar y sostener a nuestros hijos a lo largo de su vida como meros espectadores de sus avances y logros sin interferir en sus opiniones y deseos.

Respetar a nuestros hijos es no querer cambiarles y quererles tal y como son. Respetar es ayudarles a que sientan por sí mismos con sus propias cualidades que los diferencian de los demás como personas únicas que son. Respetar es entender que todos y cada uno de nosotros tenemos nuestro propio ritmo de aprendizaje. Respetar es demostrarles que pueden decidir por ellos mismos mientras la elección no atente contra su seguridad y bienestar.


Por consiguiente, para respetar a nuestros hijos y nuestro entorno, jamás debemos chillar, pegar, chantajear, ridiculizar, comparar, amenazar e incluso mentir. El respeto no es exigente sino justo. A todos nos gusta que nos traten con amor y devoción. Como humanos que somos solemos errar cuando estamos bajo mucha presión... En esos casos debemos pedir perdón y rectificar para reconducirnos de nuevo en el camino correcto.

No espero que todos piensen y defiendan los mismos valores que yo pero sí espero que el mundo sea un lugar mejor para nuestros hijos algún día... Sin tantas decepciones, sin tanta violencia, sin tanto "desapego": falta de amor, atención, respeto, cariño, comprensión y complicidad.

Criar con estos valores es lo más importante y cuando nos convertimos en padres -la mayoría- solemos priorizar estos comportamientos por instinto propio. Pero ahí está la sociedad defendiendo otros métodos que tan dañinos son como criar desde el poder, el miedo y la coacción. Por ese motivo y por la presión social consiguen que muchos papás y mamás crean que están haciendo lo correcto y lo mejor para sus hijos cuando siempre hay maneras de actuar que podemos mejorar buscando la información adecuada.


Estamos en el siglo XXI con toda la información a nuestro alcance... usémosla. Somos mamíferos, hagamos caso de nuestro instinto y del poder de la naturaleza que tan sabia es. Criemos con amor, contacto, conciencia y respeto. Criemos con apego.

Sara Ribot.
Escritora, bloguera y mamá.

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